Cuenta la historia que en los pequeños pueblos de Suiza, sus gentes utilizaban cojines rellenos de huesos de cereza, que previamente calentaban junto a la chimenea para protegerse del frío en las largas noches de invierno. Estas personas sabían que los huesos de cereza conservan óptimamente el calor, dando una agradable sensación de bienestar.
Es perfecto para aliviar cualquier tipo de dolor (cervical, muscular, abdominal, migrañas y dolores de cabeza), también si tienes problemas para dormir, o para relajar y calentar manos y pies fríos.